Con un panorama económico preocupante como telón de fondo, la situación en América Latina y el Caribe presentó hacia el final de 2019 un momento de enorme tensión política y social. En los primeros días del 2020, el mundo se conmovió con el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, por cuenta del gobierno de los Estados Unidos, que actualizó la posibilidad de una escalada militar a gran escala, de consecuencias impredecibles.

Para Nuestra América, diciembre fue un mes en el que se manifestó nuevamente, de manera evidente y distinta en cada país, la disputa continental entre la avanzada neoliberal-conservadora y los proyectos alternativos, progresistas o populares. En esta dirección, el año se cierra, en parte, como empezó: con una ofensiva de la diplomacia de guerra (híbrida) de EE. UU. sobre el resto del continente, en particular sobre el bloque de ALBA-TCP y, en especial, sobre la Venezuela bolivariana. Por otra parte, durante el último mes del año hubo una continuación y sostenimiento de las movilizaciones callejeras ya existentes en meses anteriores, principalmente en Chile y Colombia, donde el rechazo popular al proyecto neoliberal se intensificó y frente al cual los gobiernos buscaron salidas institucionales controladas que les permitieran mantenerse en el poder y combinaron la más cruda violencia con el otorgamiento de algunas concesiones parciales. Con otro recorrido, también a esa combinación apeló la dictadura en Bolivia, con una convocatoria a elecciones en el horizonte —en las que el Movimiento al Socialismo intentará «revertir el golpe en las urnas»— y la continuidad de la represión y persecuciones de todo tipo. Por su parte, en el caso de Panamá, el gobierno se vio obligado a retroceder en su intención de llevar adelante una reforma constitucional, producto del fuerte rechazo popular que despertó ante la ausencia de mecanismos democráticos y su intención de profundizar el ya enraizado neoliberalismo en el país.

En este marco, la respuesta de la avanzada neoliberal-conservadora, como hemos mencionado en informes anteriores, está caracterizada por una multiplicidad de factores. Desde el uso del repertorio de las guerras híbridas al recurso al Golpe de Estado cuando este no es suficiente; desde la profundización de medidas de bloqueo económico y amenazas militares contra los gobiernos progresistas y populares de la región —como sucede con Cuba y Venezuela— hasta el fortalecimiento de discursos xenófobos. Esto último sucede, por ejemplo, respecto la región mesoamericana, donde Estados Unidos intenta profundizar su política imperial a partir de la firma e implementación del acuerdo migratorio que impuso a Honduras, El Salvador y Guatemala a cambio de «ayudas económicas» y asesorías militares. Todo ello en un contexto regional donde se impulsan una serie de cambios institucionales y políticos orientados a habilitar la intervención de las Fuerzas Armadas en el orden doméstico y a fortalecer las doctrinas de seguridad de la fuerza pública como sucedió en el mes de diciembre en Ecuador, a posteriori de las movilizaciones populares de octubre.

Tomado de conjunto, en el continente se confirma un despliegue caracterizado por el énfasis en el recurso de la coerción para avanzar con la agenda de transformaciones económicas y sociales que caracterizan a esta ofensiva neoliberal —los ya tristemente famosos «paquetes de reformas»— que, como lo evidencian los datos estadísticos, no han hecho más que sumir a la región en un proceso de estancamiento y crisis económica con sus efectos sociales regresivos sobre los sectores populares. Como ya señalamos, de esta trama forma parte la renovada aparición de «estados de emergencia» y la participación de fuerzas propiamente militares en la represión de la protesta social.
En este contexto de crisis económica, social, política y respuesta autoritaria, adquiere mayor visibilidad la utilización de un «doble estándar» por parte de los medios de comunicación empresariales y de organismos diplomáticos como la OEA, que justifican o silencian los hechos que pueden afectar la mirada sobre gobiernos «amigos».

Presentamos a continuación una mirada sobre los principales hechos de diciembre en la región, en un clima de balance de año propio de la fecha. Sobre el final de este informe, también incluimos algunos temas a tener en cuenta de cara al año que comienza.

 

*Por el Observatorio de la Coyuntura en América Latina y el Caribe