Estimados amigos y amigas,

Es difícil escribir algo sobre lo que Israel está haciendo con el pueblo palestino en Gaza. Las emociones van de la ira a la tristeza, aunque lo que los palestinos requieren más que nunca es solidaridad. Más de cien palestinos asesinados a sangre fría, mientras miles han resultado heridos, muchos de ellos mutilados de por vida. Totalmente respaldado por Estados Unidos, Israel no siente otra obligación que ser brutal con los palestinos.

¿Cuáles son las opciones ante los israelíes? Han anulado deliberadamente la solución de dos estados al anexar grandes partes de Cisjordania y de Jerusalén del Este. No hay esperanza de una solución de un solo estado; mientras Israel insista en su ideología sionista, no dará la bienvenida a los palestinos que viven en Israel, que viven en territorio ocupado ni a los que viven diseminados por el mundo, de ser ciudadanos iguales en un estado secular. Gaza, con sus dos millones de palestinos encarcelados por Israel, es apenas la parte más llamativa del miserable tejido de esta aparentemente interminable ocupación.

El único futuro disponible para Israel -por ende para los palestinos- es un Apartheid, donde el Estado se las arregle para sofocar con diversas formas estructuradas de violencia, las aspiraciones de los palestinos que viven en la ocupación. El tiroteo en el perímetro de Gaza es impactante, ciertamente. Pero no es más que parte integral de lo que el novelista libanés Elias Khoury llama la «Nakba continua» , la catástrofe que comenzó hace 70 años en 1948 y persiste aún.

Durante años se les ha dicho a los palestinos que asuman formas de resistencia no violentas, que abjuren de la lucha armada. Pero cada vez que los palestinos protestan sin armas (ya sea mediante el boicot, la desinversión, el movimiento por sanciones o la desobediencia civil), igualmente son tratados como terroristas. Vale la pena resaltar que un/a niño palestino ha sido asesinado cada tres días desde el año 2000. Es un genocidio en cámara lenta (sobre esto, lean por favor el ensayo de 2014 del profesor Nadera Shalhoub-Kevorkian, que pueden encontrar aquí). Es o eso o un régimen de apartheid permanente (sobre esto, por favor lean la carta de renuncia de Rima Khalaf, ex jefe de la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, escrita en 2017, que pueden encontrar aquí).

A medida que estos eventos se desarrollan en Palestina, me acuerdo del gran poeta de Gaza, Mu’in Bseios, que una vez cantó para su pueblo así:Si caigo, camarada, en la lucha, toma mi lugar.Y mira mis labios mientras detienen la locura del viento.No he muerto… Aún te estoy llamando más allá de mis heridas.Toca tus tambores, para que toda la gente pueda escuchar esta llamada y luchar.

El gobierno israelí retrata a los palestinos como terroristas. Es fácil para ellos lanzar la palabra «Hamas» y tratar de acabar con eso la conversación. Es más difícil para la gente tomarlos en serio. Donde no hay Hamas, como en Cisjordania, los israelíes son igual de despiadados. Saben que los estadounidenses están detrás de ellos. La decisión de Trump de trasladar la embajada de EE. UU. a Jerusalén, en contra de la costumbre internacional, elimina la pretensión de que Estados Unidos es un actor neutral. Ha mostrado su juego con el gobierno israelí. Ningún palestino cree ahora que otro enviado estadounidense pueda hacer avanzar un acuerdo de paz. El hecho de que la embajadora de los EE. UU. ante la ONU, Nikki Haley, se haya retirado del Consejo de Seguridad cuando el enviado palestino comenzó a hablar, es una señal del absoluto desprecio mostrado por Washington hacia los palestinos.

Washington tiene problemas en su propia Guerra contra el Terror. Las elecciones parlamentarias en Irak pusieron al frente a una coalición de fuerzas liderada por Muqtada al-Sadr, el Partido Comunista Iraquí y otros grupos cívicos de izquierda. Entre los electos, está el hombre que le arrojó un zapato a George W. Bush. Más al este, en Afganistán, los talibanes resurgen y van a obligar, una vez más, a posponer las elecciones parlamentarias en ese país. Los objetivos de la guerra estadounidense fallaron a ambos lados de Irán, en los dos países que han experimentado el poder militar de Estados Unidos en grado completo. Mientras tanto, un tren chino serpentea desde Mongolia a Teherán. Lleva semillas de girasol. En este tren yace el futuro.

En Alternet esta semana, escribí un reportaje que va de Afganistán a Irán atravesando Irak y China. Hace una auditoría de la Guerra contra el Terror de los EE. UU. Lo pueden leer aquí. Sugiere que una de las razones por las cuales las fuerzas de Sadr y los comunistas prevalecieron en Irak es que hablan a favor de la clase trabajadora precaria en ese hermoso pero destruido país.

La suerte de la clase trabajadora precaria está primera encima de la mesa en Sudáfrica. Aquí, los trabajadores negros que construyen esta sociedad encuentran imposible tener una vida decente para sí mismos. El hambre por tierra es un problema importante, con trabajadores negros viviendo en casuchas por todo el paisaje. Pero también lo es el hambre en sí y, por supuesto, las aspiraciones no satisfechas. La gente habla abiertamente de apartheid económico que causa mucho daño en sus vidas.

El domingo, el periodista y escritor Richard Pithouse me llevó a visitar la Ocupación Extensión Zikode en Germiston. Esta ocupación fue realizada por la sección local de Abahlali baseMjondolo. El asentamiento toma su nombre de S’bu Zikode, un líder de Abahlali a quien visité en Durban hace unos meses. Fue una mañana encantadora, estar con personas que hablaron con mucho sentimiento sobre sus vidas y luego cantaron desafiantes cuando la policía se acercó para desalojarlos.

Pueden leer mi artículo sobre la Ocupación Zikode en NewsClick aquí. Richard es el editor de New Frame, que se lanzará dentro de poco. Promete ser un medio importante de noticias de Sudáfrica. Dos de los periodistas de New Frame han escrito con pasión sobre esta ocupación: Dennis Webster y Nation Nyoka. Esperamos leer más de ellos en New Frame. Cuando lean mi artículo, por favor, miren los videos. Muestran la enorme alegría que estos trabajadores extraen de su mutua solidaridad. Allí hay amor y esperanza.

Otro periodista que escribirá para New Frame, Niren Tolsi, tiene una nota potente en The Mail and Guardian sobre el robo de tierras de la gente común, tierras que, de otro modo, se utilizarían para la recreación de varios tipos. Pueden leer la historia de Niren aquí. Me complace informarles que Niren está escribiendo un libro para LeftWord Books sobre el cricket, nuestro amor mutuo.

Estas historias de robos a trabajadores comunes por parte de la élite no deben considerarse particularmente sudafricanas. Lo vemos en todas partes, desde India a Brasil, de Tailandia a México, de Japón a los Estados Unidos.

Y así llegamos a Venezuela. Una de las grandes reformas de la revolución bolivariana en Venezuela fue el intento de proteger a la clase trabajadora precaria del robo de la elite y de las vicisitudes de la vida cotidiana. Se crearon proyectos de varios tipos, conocidos como Misiones, para reforzar la capacidad de la clase trabajadora precaria de sobrevivir y para darles confianza para exigir un mundo diferente. El año pasado Jeanette Charles, una estudiante de doctorado de la Universidad Bolivariana en Caracas que trabaja con la Cátedra Libre África, escribió una evaluación de la situación en Venezuela que pueden leer aquí. En su informe, Charles ofrece un número que podría ser útil para quienes luchan por obtener viviendas en Sudáfrica: la Gran Misión Vivienda Venezuela, señala, ha llegado a 1.725.210 familias que no tenían vivienda. Ahora, esas familias habitan viviendas construidas en tierras baldías y en inmuebles desocupados, que son transformados en «barrios populares con amplios espacios para el desarrollo de la comunidad, agricultura urbana, producción socioeconómica y más». Un proyecto de vivienda en Caracas señala, ha construido una «boutique de moda dirigida por jóvenes que diseña y vende pañales reutilizables destinados a compensar la escasez que enfrentan las familias debido a la guerra económica».

El concepto de «guerra económica» contra Venezuela está en el corazón de nuestro dossier de Tricontinental. Instituto de Investigación Social sobre las elecciones en Venezuela. Es un dossier escrito por nuestra oficina en Buenos Aires. Es un texto relevante. Lo pueden descargar gratis aquí. Las elecciones en Venezuela son el 20 de mayo.  Hay muchas posibilidades de que el candidato bolivariano, Nicolás Maduro, gane. Pero también hay muchas posibilidades de que Estados Unidos y sus aliados se nieguen a reconocer las elecciones como limpias.

La democracia no está en buena forma estos días. Las elecciones en 2006 en los territorios palestinos llevaron a Hamas a la victoria. A Occidente no le gustó el resultado, así que no lo aceptaron. Es el telón de fondo de la masacre de esta semana. Hay muchas razones por las que a Occidente no le gusta el resultado de las elecciones parlamentarias en Irak. Ciertamente no le gustará el resultado en Venezuela. La democracia solo se celebra cuando los candidatos preferidos de Occidente ganan. De lo contrario, es denigrada.

La manecilla en el mundo se mueve lentamente hacia un deseo de mantequilla en lugar de armas. Los poderosos no lo ven así. Las políticas para alimentar, vestir, alojar y educar a las personas del planeta no son populares entre los poderosos. Prefieren bombardear y enjaular a las personas. Pero son anacrónicos. Los palestinos que marcharon a la valla, los sudafricanos que clavaron sus estacas en la tierra y los venezolanos que harán fila para votar tienen ambiciones diferentes. Reflejan la ultima línea de Los condenados de la tierra de Frantz Fanon: «Por Europa, por nosotros mismos y por la humanidad camaradas, debemos dar vuelta a la página, debemos construir nuevos conceptos y tratar de poner en marcha al ‘hombre nuevo’» (un homme neuf).

Cordialmente, Vijay

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